Reloj de amor

Reloj de amor

sábado, 3 de abril de 2010

CAPITULO 1

El aire aún cálido me llega a través de la ventana. Ya se nota el final del verano y me entristezco al pensar que empieza un nuevo curso. Empiezan las madrugadas y los exámenes. ¿Qué se le va a hacer? La vida es así.Y con que rapidez pasa todo...Miro mi nuevo uniforme de camisa blanca y falda azul oscuro. Muy normal. Alzo la mirada y observo desde mi sitio los que serán mis compañeros a partir de ahora. Hablan sin percartarse de que alguien los mira. Algunos se conocen, otros se están conociendo ahora. Yo, no conozco a nadie. Podría hacer como ellos e intentar hablar con alguien. Nunca he sido una chica tímida pero estoy demasiado cansada y sumida en mis pensamientos. Las dichosas pesadillas no me dejan dormir bien y estoy a punto de caer en el pupitre, y en cuanto lo haga, cerraré los ojos y no podré volver a abrirlos. Aún así dudo que pueda hechar un rato de sueño.
-¿Estás bien?
Me vuelvo hacia atrás, para ver quién es el propietario de la voz y me encuentro mirando a unos ojos azules como el mar. Entonces siento algo, algo que se agita en mi interior.
- Sí, creo que sí.-sonrío
-Pareces cansada.-me dice el chico.
-Un poco la verdad, no duermo bien últimamente.
-Deberías ir a un médico. Tienes mala cara.
¿Tan mal estaba? Giro la cabeza hacia la ventana de al lado y me miro en el reflejo del cristal. Era cierto. Mi cara estaba blanca, parecía a punto de desmayarme y no me había dado cuenta de lo mucho que sudaba.
-Vaya.- murmuro.- Tienes razón, no tengo muy buena cara.
-¿Quieres tomar el aire?- él ya estaba junto a mí.
Asiento y me levanto de la silla con su ayuda. Me pasa el brazo por la cintura y salimos de la clase, no sin antes sentir algunas miradas curiosas centrarse en nosotros. Al sentarme en un banco de fuera puedo verlo mejor. Es un muchacho alto y delgado, espalda ancha. Sus ojos azules casi están tapados por un alborotado fleco rubio. Está de rodillas en frente de mí, apártandome el pelo sudoroso de la cara. Me sumerjo en sus ojos, del mismo color que las aguas del océano más profundo. Algo me dice, que he visto esos ojos en alguna otra parte." Max"
Doy un respingo. Ese pensamiento no ha sido mío.
-¿Estás mejor?- me pregunta
Pero oigo su voz desde lejos. La visión se me nubla. Mi corazón late alocadamente. La cabeza me da pinchazos de dolor. Siento que me caigo pero él me sujeta. ¿Qué está pasando?
-¿Cómo te llamas?- le digo con voz débil
-Deberías saberlo, Elisabeth
-No soy Elisabeth...soy Elisa, a secas
Entonces, pierdo el conocimiento.


No hay comentarios:

Publicar un comentario